La tercera vía de un turismo futuro...

En estos días me he cuestionado mucho sobre los alcances del turismo. Es indudable negar que es un sector productivo de inmensa capacidad. Por otro lado, también, es fácil sustentar que es promotor del desarrollo local. Sin embargos mis cuestionamientos no van por esa línea, sino por su alcance social, refiriéndome como social a un concepto de alcance universal, es decir, al alcance de uso que todo ser humano pueda tener sobre el turismo. Pero parece que no es tan social, el mundo del turismo tiende en su lógica de mercado a ser cada vez más segmentado y elitista. Se crean productos que son diseñados para grupos selectos, pareciendo que retoma el concepto del Grand Tour de la edad media, donde el turismo era el proceso privilegiado de educación de las élites monárquicas.

En función del mercado, se diseñan productos cada vez más exclusivos y más elitistas. Cada país, en el trade turístico, apunta a la élite con su oferta de productos postfordistas que buscan una alta relación entre precio y producto. El mercadeo se ha enamorado de un turista  capaz de pagar grandes sumas de dinero por viajes inolvidables, a lugares paradisíacos, únicos -según el país o lugar que los promociona- y que están exclusivamente diseñados para ellos. En inicio, las élites turísticas, parecen ser este el único eje de crecimiento posible de muchos países que han abortado la idea del turismo de masas, por su insostenibilidad, fuertes impactos y por ser incongruente con el desarrollo local. Se apunta a una creciente clase media, como el nuevo nicho a conquistar. Pero ¿porque no hay un mercadeo que desee conquistar  y cautivar turísticamente a todo el mercado sin importar su nivel?

Lo que no me termina de convencer es que solo se deba decidir entre un turismo exclusivo para pocos o un modelo destructivo de masas. Creo que el mundo debe iniciar a pensar en una tercera vía, un turismo que ofrezca oportunidades y espacios para muchas más personas, sin que esto sacrifique la sostenibilidad de los destinos. Migrar desde la importancia de cuantos millones de dólares se genera año a año, de la riqueza desmesurada de las grandes empresas,  hacia un modelo que cuente las personas que pudieron por primera vez ver el mar, que pudieron pararse frente a la belleza de una montaña o pudieron pasar una noche envueltos el la vida nocturna de la selva. Tal vez de esta forma se logre conseguir de mejor manera la paz, el entendimiento entre culturas y, por que no, la creación de nuevas redes solidarias que se activarán cuando sus miembros las necesiten por cualquier razón.

El mundo está lleno de personas que aún no han podido ir a una playa y mirar un hermoso atardecer, aunque el Internet a tratado de suplir con bellas fotos y magníficos vídeos, de seguro quienes lo hemos podido disfrutar por lo menos una vez en nuestra vida, sabemos que el aroma y el color no podrán ser captados en esta realidad cibernética. El turismo debería responder ¿qué propuestas hay en la agenda de los países para este grupo de personas?

Por ejemplo, muchos gobiernos, de forma estratégica y política, auspician el turismo comunitario, pero ¿cuantos comuneros han podido ser un día "turistas"? Tratan de construir un servicio, en el cual, muchos de quienes lo producen no han podido ser consumidores. Me parece que ahí hay algo que debe ser resuelto.

Debería crearse una estadística que cuente el número de personas que "por primera vez" pudieron viajar dentro de su país como turistas, sin necesidad de hipotecar al crédito su futuro inmediato. Se debería contar cuantos nuevos casos hay de personas que pueden visitar a su país vecino, para encontrar que se comparten más elementos culturales y ambientales de los que a veces se conoce, fomentando una paz a largo plazo y que no será rota por sensacionalismos  mediáticos. Se debería contar cuantas personas llegaron a conquistar ese sueño que tuvieron una vez, viendo un googlemap o un vídeo de un lugar de ensueño en la televisión nacional.

El mundo turístico se empeña día a día por llegar a mas lugares para difundir su oferta, pero el mercado al mismo tiempo se cierra para que no sea una opción al alcance de muchos. El éxito sería que existan muchas opciones, para mucha gente y en base a esto combatir las hordas que se encaminen a pocos destinos causando graves impactos. Si, afirmo,  hay que crear masas desbordantes de turistas, pero que sean redirigidas a muchos más lugares con lo cual los grupos serán compactos, pequeños y manejables en orden de brindar calidad.

Me preocupa que el turismo se vaya convirtiendo cada vez más, bajo la bandera de lo sostenible, en una actividad anquilosada en el puro mercadeo neoliberal. Hay que apostar por una tercera vía!

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