Graduación 2008

En estos días he leído con mucho interés varios artículos que han salido sobre 1968. No solo porque es el año en que nací, efectivamente ya estoy por los cuarentas, sino porque este año ha sido considerado como emblemático del cambio. Mis reflexiones al final son varios:
Primero, que ciertamente es un año emblemático por acontecimientos tanto positivos como negativos. En lo negativo una de las cosas fue la brutal muerte de Marter Luther King, y en lo positivo, algo que me llamó la atención, fue el movimiento estudiantil en París, lleno de fuerza y energía gritando debajo del pavimento está la mar.
Hoy nos movemos más lentamente, ciertamente con pereza, el mundo en cuarenta años ha tenido tantos cambios que parece imposible pensar en un mañana sin un celular. Muchos rostros vi sufrir por el problema con PORTA, como que me decían que en ello se iba parte de sus vidas. Entonces hoy creo más firmemente que el mundo necesita muchos otros 1968´s, con jóvenes como ustedes que persiguen el cambio.
Constructores como la historia del científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, que estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo. Justo lo que precisaba. Con una tijera recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciéndole:
- Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie. Entonces calculó que al pequeño le llevarían 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente.
- ¡Papá, papá! ¡Ya hice todo, conseguí terminarlo! Al principio el padre no creyó en el niño; pensó que sería imposible que, a su edad haya conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo: todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el padre preguntó con asombro a su hijo:
- Hijito: tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?
- Papá, respondió el niño; yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre: así que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo.
Debemos arreglar el ser, y no solo parecer.
Hoy echamos a volar como el rey que recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó a uno de sus hombres para que los cuidara. Pasado un tiempo, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba ya perfectamente entrenado, pero al otro no sabía qué le pasaba, pues desde el primer día estaba posado en una rama y no había forma de que echara a volar, hasta el punto de que tenían que llevarle su alimento a ese lugar.
El rey mandó llamar a varios curanderos y sanadores, pero nadie lograba hacer volar a aquel pequeño animal. Pidió consejo a otros sabios de la corte, pero no hubo forma de moverlo de allí. Por la ventana de una de sus habitaciones, el monarca podía ver que el halcón permanecía inmóvil.
A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. «¿Cómo lo han conseguido? Traedme al autor de ese milagro», dijo el rey. Enseguida le presentaron a un sencillo campesino. «¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?». Aquel hombre contestó: «Alteza, lo único que hice fue cortar la rama sobre la que reposaba. El pájaro no tuvo más remedio que empezar a emplear sus alas y echar a volar.»
Este sencillo relato trae a nuestra consideración el daño que muchas veces sufren, al comienzo de su vida, quienes tienen todo demasiado resuelto y nada les fuerza a emplear sus propios recursos. En cambio, en cuanto las necesidades reales se ponen frente a ellos, demuestran enseguida con satisfacción todo el despliegue de sus destrezas y cualidades.
Hoy han cortado una rama, y veremos nosotros con orgullo su lindo vuelo por el jardín
Volver a soñar como en 1968, volver a hacer planes, eso van a hacer hoy, porque son personas maravillosas, llenas de virtudes y con algunos defectos que pueden corregir. No en vano han llegado hasta aquí, otros problemas ya superaron, otras penas ya les han agobiado antes y las han vencido, han sabido continuar.
Que el día más triste de su futuro sea mucho más feliz, que el mejor día de su pasado. Suerte y hasta siempre.

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